El PIB per cápita de Panamá registra un crecimiento anual de 4,4 %, uno de los más altos de la región y ha sido constante en los últimos 25 años, con el Canal de Panamá
como su principal fuente de ingresos.
La economía panameña viene registrando un crecimiento digno de admirar, pese a no contar entre sus principales activos con petróleo comercial. Su canal interoceánico —donde transita el 5 % del comercio marítimo mundial— le ha llevado a destacarse y ser calificado como “un milagro económico” por medios internacionales como el Economista.es, en su publicación del 20 de noviembre titulada: “El milagro económico del país más rico de Latinoamérica y sin petróleo: no para de recortar terreno a EE.UU.”.
El medio español resumió algunos de los análisis que han realizado el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el país, los que abarcan temas socioceconómicos, de sostenibilidad y ambiente.
De igual forma hace referencia al yacimiento de petróleo en Guyanas, donde se da una distorsión. El medio atribuye el crecimiento a que Panamá se apoyó en varios factores claves, pero sobre todo en la inversión y en los ingresos que genera el Canal de Panamá. La ampliación y modernización de la vía han sido fundamentales, ya que se han incrementado los ingresos por peajes, consolidando al país como un centro logístico global. Además, la Zona Libre de Colón —en la costa atlántica— ha desempeñado un papel crucial en el comercio internacional, facilitando el tránsito de mercancías y atrayendo inversiones extranjeras.
Para el BM, el país desde 2021 viene consolidado su posición como uno de los países carbono-negativo del mundo, ya que los bosques capturan más carbono del que emite Panamá. Además, su centro logístico y financiero son claves en la región, impulsados por el comercio y los servicios, y donde la vía interoceánica juega un papel fundamental.
No obstante, el BM también aclara que pese a los avances, Panamá es uno de los países más desiguales, con una importante pobreza entre sus pueblos indígenas y afropanameños, con un acceso limitado y de baja calidad a los servicios públicos básicos.
“En los últimos 30 años, el crecimiento económico de Panamá ha generado empleo y reducido significativamente la pobreza, pasando de 48,2 % en 1991 al 12,9 % en 2023, con un ingreso per cápita de $6,85 diarios, según la medición de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) de 2017. El PIB creció un 7,3 % en 2023, impulsado por construcción, transporte y almacenamiento, comercio mayorista y minorista, servicios públicos, servicios empresariales y hotelería, que en conjunto emplean al 45 % de la fuerza laboral”.
Además, Panamá a finales del año pasado salió de la lista del Grupo de Acción Financiera Internacional de países de alto riesgo y no cooperadores en la lucha contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo, luego de implementar acciones que fortalecieron su régimen en el combate a estos delitos.
En cuanto a proyecciones de crecimiento, el BM espera que la economía se desacelere al 2,4 % en 2024, tras el cese de la explotación de cobre de Minera Panamá, en Donoso, Colón. No obstante, el dinamismo del sector servicios ayudaría gradualmente al crecimiento. “A partir de 2025, se espera un crecimiento acelerado si Panamá mantiene su atractivo como destino para la inversión extranjera, lo que debería iniciar una modesta reducción de la pobreza a medida que la economía se recupere y el mercado laboral recupere su impulso”, señaló el banco.
Se prevé que el déficit fiscal aumente hasta el 4,6 % del PIB en 2024, debido a menores ingresos y mayores gastos. Sin embargo, se espera que disminuya gradualmente hasta alrededor del 3 % en 2026, a medida que surtan efecto las medidas de consolidación fiscal, lo que indica una trayectoria positiva hacia la estabilidad a largo plazo.
Si bien Fitch rebajó la calificación de riesgo soberano de Panamá de BBB— a BB+ el 28 de marzo de 2024, el país mantiene un buen acceso a los mercados de capital.
Los economistas locales insisten en que para perder el grado de inversión se requiere de una reducción de dos de las tres principales calificadoras de riesgo.
En mayo de 2024, los panameños eligieron a José Raúl Mulino para dirigir el país, y un nuevo gobierno asumió el 1 de julio de 2024. La nueva administración se ha propuesto abordar los desafíos estructurales de Panamá, a fin de restablecer altas tasas de crecimiento, garantizar la sostenibilidad fiscal y mejorar la resiliencia ante los shocks climáticos. Para abordar estos problemas será necesario mejorar la movilización de ingresos mediante la alineación de las tasas impositivas, abordar las ineficiencias en la administración tributaria y reducir las presiones del gasto, en particular las relacionadas con el sistema de pensiones y los subsidios no focalizados. Estos esfuerzos enviarán señales positivas a los inversores y restablecerán la confianza.
Ingreso per cápita
Por su parte, el FMI mediante un total de 21 puntos analiza diversos aspectos del país desde la década de los años 1960, entre los cuales expone que Panamá tiene el ingreso per cápita más alto de América Latina. En 2021, el ingreso ajustado por PPA ($29.131), aunque marcadamente menor que antes de la pandemia, aún superó al de Uruguay ($22.058) y Chile ($24.312) y se mantuvo muy por encima de países comparativos como Costa Rica ($20.537) y la República Dominicana ($19.646). Entre las economías avanzadas, los comparadores más cercanos de Panamá son Grecia y Letonia.
A pesar de la rápida convergencia desde el año 2000, la economía Panamá ha tenido un crecimiento relativamente lento en comparación con países asiáticos. “El crecimiento de Panamá ha sido lento en comparación con los “tigres asiáticos”. Por ejemplo, el producto per cápita de Singapur (Hong Kong) era aproximadamente el 28 % (42 %) del de Estados Unidos en 1970, pero lo superó en 2005 (2004). De manera similar, el PIB per cápita relativo de Panamá era aproximadamente el mismo que el de Taiwán en 1970 y tres veces el de Corea, pero ambos países asiáticos convergieron hacia niveles de vida de economía avanzada significativamente más rápido que Panamá en medio de sus políticas de desarrollo impulsadas por las exportaciones.
Para el FMI, un ejercicio de contabilidad del crecimiento confirma que la productividad total de los factores (PTF) en Panamá ha sido ligeramente negativa desde 1990, aunque hay varias interpretaciones plausibles de este resultado con diferentes implicaciones para las perspectivas de crecimiento de la PTF del país.
“El crecimiento de la PTF fue positivo (pero pequeño) en las décadas de 1990 y 2000 y muy negativo en la década de 2010. Durante este período, la aceleración del crecimiento fue impulsada principalmente por la construcción residencial y comercial, el desarrollo de una de las minas de cobre más grandes del mundo (Cobre Panamá) y proyectos de inversión pública como la expansión del Canal de Panamá y la expansión del Aeropuerto Internacional de Tocumen. Esas inversiones tardan en alcanzar su plena utilización; por ejemplo, la nueva mina de cobre estaba operando a menos del 50 % de su producción máxima en 2019. La contabilidad neoclásica del crecimiento atribuye mecánicamente la subutilización del capital a la PTF, lo que lleva a un crecimiento estimado negativo de la PTF. En la medida en que la caída de la PTF refleje este canal, se debería esperar que la primera se revierta en los próximos años (es decir, la PTF debería crecer rápidamente) a medida que el capital se utilice en su totalidad. Sin embargo, para explicar una caída de la PTF del 20 % desde 2009, dada una participación del ingreso de capital de 2/3, debe ser que alrededor del 40 % del aumento del stock de capital no estaba generando producción en 2019, lo cual parece inverosímil, lo que sugiere que otros factores también contribuyen.